CAPÍTULO 5.
Hola amores <3 Este capítulo se lo quiero dedicar a Nora, una gran persona y amiga, y además ¡el otro día nos contestó nuestra autora favorita, asdfghjklñ! Nora, ya sabes que me alegras con tus comentarios :3 Bueno, espero que os guste el capítulo y que lo disfrutéis. MUCHÍSIMAS GRACIAS POR LAS 460 VISITAS Y POR HABER VOTADO EN LA ENCUESTA. Todavía podéis seguir votando ;) Espero vuestros comentarios, LOVELOVELOVE.
(Narra Liam)
-¿Mark?-dije sorprendido. A la vez que él se giraba y me
miraba con una expresión de sorpresa en su rostro.
-¿Liam? Vaya, casi ni te reconozco.-dijo a la vez que se
reía y yo me acercaba a darle un abrazo.
-Mira quién fue a hablar. Ya ni pareces tú.-le respondí
sonriendo. – Todavía no me lo puedo creer, ¡hace años que no te veo!
-La verdad es que sí, desde que te convertiste en una super
estrella ya no nos hemos vuelto a ver. ¿No se te habrá subido la fama a la
cabeza, no?-dijo sonriendo y dándome un pequeño codazo amistoso. Me reí ante su
comentario.
-Bueno, intento que eso no pase. Todavía sigo siendo aquel
chico que te ganaba siempre.-le respondí a la vez que devolvía el codazo.- Y
bueno, ¿qué tal estás? ¿Y las chicas y tus padres?
-Todos bien, la verdad. Brittany está terminando bachillerato,
y Carla y yo lo acabamos de empezar. Es difícil, pero lo llevamos bien.-dijo a
la vez que me guiñaba un ojo.- ¿Y qué tal están tus padres, Karen y Geoff?¿Y Nicola y Ruth?
-También estamos todos bien.-En ese momento apreció una
señora algo mayor detrás de Mark, la reconocí. Era su abuela.- Buenos días,
señora Connelly.-la dije mostrándola mi mejor sonrisa. Esa mujer me conocía
prácticamente desde que nací.
-¡Liam! ¿Qué tal estás, cielo?-me respondió sonriéndose y
acercándose a darme un abrazo.
-Muy bien, señora Connelly. ¿Y usted qué tal está? ¿Y el
señor Connelly?
-Liam, ya te he dicho cientos de veces que puedes llamarme
Meg. Pues mira, mi marido está allí.-dijo a la vez que señalaba con el dedo a
un hombre mayor con el pelo canoso que en ese instante nos miraba y sonreía
mientras se acercaba hasta donde estábamos.
-Liam, ya estás hecho todo un hombre.-me dijo a la vez que
me estrechaba la mano.- ¿Has venido tú solo a comprar?
-Y usted está cada día mejor, señor Connelly.-le respondí
con una gran sonrisa.-La verdad es que no. He venido con Adam y con Danielle.
Mire, por allí vienen.-señalé con el dedo a un chico moreno muy alto, Adam, que
iba charlando con mi novia.
Cuando se acercaron, les presenté a Danielle, a la que
saludaron de forma amable y cariñosa, y acto seguido saludaron a Adam, pero a
él ya le conocían de sobra.
-Vaya Liam, has escogido bien a tu novia, ¿eh? Siempre
fuiste un chico inteligente.-me dijo la señora Connelly para después dirigirse
a Danielle.- Eres encantadora, cariño. Y ten por seguro que ya eres una más de
la familia.
-Muchísimas gracias, señora Connelly.-la respondió
tímidamente Danielle.
Estuvimos un rato hablando, poniéndonos al corriente de
todo, hasta que fue hora de marcharnos. Hacía mucho tiempo que no veía a
Brittany y a Carla, así que quedé en pasarme con Danielle y con Adam por su
casa el día del aniversario de Ethan y Megan.
(Narra Brittany)
-Muchas gracias.-le respondí al vendedor de la tienda
mientras que guardaba mi monedero y
cogía la bolsa con los adornos.
La mañana se me había
pasado rápida entre tienda y tienda. Creo que podía haber pasado como a unas
veinte buscando los adornos necesarios, pero por fin los tenía. Saqué el móvil
de mi bolsillo y miré la hora. Eran las cinco menos diez. Me disponía a
dirigirme a la parada de autobús cuando, de pronto, atisbé la fachada de un
pequeño local. Me planté frente a la puerta y leí el cartel en el que ponía el
nombre del establecimiento, Bloom’s.
Vaya, hacía tanto tiempo que no pasaba a él. Todavía podía recordar el olor a
donuts, el tacto de los sillones de cuero, los batidos tan deliciosos que
preparaban,… todas esas tardes que había pasado allí dentro habían sido
especiales, únicas. Había ido allí con Mark, con Carla, con Abbi, con Liam, con
Adam… “Mierda, Brittany, descarta tu último pensamiento. Se supone que ya lo
habías olvidado.” pensé. Pero en verdad, sólo me estaba engañando a mí misma.
Por supuesto que no había olvidado a Adam, ¿cómo iba a hacerlo? Decidí entrar
en el establecimiento y dejar de pensar en él, no me venía bien hacerlo. Nada
más entrar, todos los buenos recuerdos me vinieron de golpe, pero también los
malos. Visualicé una mesa vacía al fondo, cerca de un gran ventanal. Desde allí
se podía ver perfectamente a todas las personas que pasaban por Trafalgar Square.
Ni siquiera me molesté un abrir el menú. Sabía perfectamente lo que iba a
pedir.
Pasaron
unos minutos y se acercó a mí una chica castaña, alta y delgada que vestía un
delantal de colores y que sostenía sobre su mano una libreta para apuntar los
pedidos.
-Buenas
tardes, señorita. ¿Qué va a pedir?-me dijo con una voz que al instante
reconocí.
-¡Sol!
Ay madre, ¡cuánto tiempo!-la respondí mientras que me incorporaba para darla un
abrazo y dos besos.
-¡Brittany!
¡No te había reconocido! Chica, estás guapísima. ¿Qué haces por aquí?-dijo a la
vez que me correspondía al abrazo y vi como sus ojos verdes me miraban con una
mezcla de cariño y alegría.
-Anda
tonta, tú sí que estás preciosa.-nos reímos las dos y nos sentamos una en
frente de la otra.-Ya sabes, visita familiar. ¿Y tú qué tal? No sé nada de ti
desde que os mudasteis. Echo muchísimo de menos a mi compañera de clases.
-Estamos
todos genial. Mi padre fue ascendido, y ahora mi hermana y yo estudiamos en un
instituto de aquí, de Londres. ¿Te puedes creer que estoy estudiando diseño?-me
dijo mientras me dedicaba una sonrisa llena de alegría.
-Ay,
¡enhorabuena! Me alegro un montón de que estés cumpliendo tu sueño, ya sabes
que te lo merecías.
Estuvimos
como dos horas sentadas la una frente a la otra contándonos todo lo que nos
había pasado en estos años que habíamos pasado separadas. Nos bebimos dos
batidos por los viejos tiempos, intercambiamos nuestros teléfonos, y quedamos
en volver a vernos otro día.
Cuando
salí de la cafetería, las luces de las farolas ya estaban encendidas. Rápidamente,
me dirigí hacia la parada de autobuses que quedaba cerca de allí. En veinte
minutos ya me encontraba en el salón de casa de mis abuelos viendo una película
con Mark.
(Narra
Louis)
Me
gustaba el silencio nocturno de Londres, así podía pensar mejor. Eran las ocho
y media de la tarde y me encontraba dando un paseo por Trafalgar Square. Por
suerte, de momento no me había reconocido nadie y no estaba siendo acosado por
cientos de periodistas. No sé porqué había decidido venir aquí. Supongo que
algo dentro de mí me incitó a hacerlo, pero todavía no sabía el qué.
Decidí
comprarme un pequeño termo con chocolate caliente y una caja con galletitas en
un puesto ambulante que estaba abierto. Divisé, a unos metros de mí, un banco
que estaba solo. Me dirigí hacia él y me senté dejando el termo con el
chocolate a un lado para poder abrir la caja de galletas.
Unos
lo llamarán ‘suerte’, otros ‘casualidad’, pero yo pensé en llamarlo ‘el destino’
cuando dirigí mi mirada hacia una pequeña cafetería en dónde se podía ver a una
chica limpiando hábilmente con un trapo las mesas de dentro. Pero no era una
chica cualquiera, sino la chica que había estado ocupando mi cabeza desde que
la había visto en la firma de discos.
En
ese momento, la chica levantó su mirada y la dirigió hasta donde yo estaba
situado, a unos metros de la cafetería. Pareció reconocerme y, al verme allí,
una sonrisa se extendió en su cara, contagiándomela a mí. Levanté la caja de
galletitas a modo de invitación y ella asintió indicándome con la mano que
pasase a la cafetería.